- ¡50 años! ¡Hoy quiero que tengas 50 años!
- ¡Como te gusta esa edad! Bueno, ¿que más? ¿alta, baja?
- Bajita, morocha, asiática, de pelo largo y con algunos pequeños tatuajes en la espalda...
- Pero como estamos...cuantos detalles. Bueno, yo también quiero elegir...quiero algo nórdico, bastante juvenil, atlético, una espalda grande, no mucho vello...
- Color de ojos, pelo?
- mmm... no se... te lo dejo a tu elección
Los dos miembros de la feliz pareja se fueron a su lado de la casa y se aprovecharon de las ultimas tecnologías en cosmética. En realidad, la nueva ciencia se llamaba morfogénesis y era mucho más que un cambio superficial. Era la posibilidad de verse, escucharse, oler y saber "a la carte" cambiando libre y reversiblemente.
- ¡Eso! ¡Justo lo que quería!
- A mi también me gusta lo que veo. Vamos a probarlo...
Sin embargo, despues de tanta supuesta fantasía, el sexo fue correcto y adecuado... nada más. Media hora después, la charla tenía un tono melancólico. Ella hizo una pregunta que parecía surgida del fondo de los siglos:
- decime... ¿a vos te importo yo? Me refiero, ¿te importa lo que yo realmente soy?
El no contestó, aburrido. Quiso poner algo de música antigua y en el aire empezó a sonar un clásico del siglo XX:
"despierto en una erótica caricia y sin amanecer me estoy quemando. Ruego que antes del fin de la delicia, la luz me diga a quien estoy amando"
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