Como siempre, hay un disfraz que se repite y nos recuerda cuan bajo puede caer el ser humano. Es aquella criatura de finales del siglo XX y principios del XXI. El ejemplo de la cobardía y el egoísmo. El ser que mata y huye, el que solo se anima a atacar al débil y cuando tiene ventaja, el que es capaz de destruir la duradera alegría de muchos por un incomprensible y macabro placer momentáneo.
En este 2108, como todos los años, el disfraz de Barrabrava sigue siendo uno de los favoritos de Halloween.
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