sábado, 2 de octubre de 2010

Gangas

- te ofrezco doscientos...
- no... doscientos cincuenta es mi ultima oferta.
- hecho!

El vendedor suspiró. Había ganado la ultima pulseada del día pero estaba lejos de considerar doscientos cincuenta como un buen precio.

"¡Doscientos cincuenta por una vida entera, auténtica, con buena salud y una familia continentadora! No, no...doscientos cincuenta es muy poco." 

El cliente ya se preparaba para su implante de memoria pero el vendedor todavía refunfuñaba y se lamentaba.

"Pensar que antes cualquiera pagaba una pequeña fortuna por un puñado de recuerdos felices. Y ahora, años de buena vida se malvenden por poco." 
"Claro, la culpa es de los sintetizadores de recuerdos. Esos imbéciles llenaron el mercado de basura barata. Ahora todo el mundo quiere acordarse de aventuras exageradas, de sensaciones límites. No ven que todo es copiado, que todos recuerdan lo mismo"

- ¿Y jefe? ¿va a empezar o no?
- Ya va...

"En cambio lo mío es arte. Recuerdos auténticos cuidadosamente guardados. Por ejemplo esta memoria original de fines del siglo XX...¡que momentos! ¡que belleza! ¡que recuerdos!"

El vendedor dejó de lamentarse y comenzó la transferencia. 
Mientras la hacía miraba en la máquina fragmentos de la memoria que ahora eran de su cliente. Imágenes, olores, voces.
Prestó atención. En la máquina Pablo Milanés cantaba "La vida no vale nada".

No hay comentarios:

Publicar un comentario